miércoles, 6 de julio de 2011

Una pesadilla que no fue tal

Hoy voy a hablar de lo malo de ser médium, porque últimamente siempre vengo hablando de cosas buenas, tengo varias historias, pero voy a elegir una en particular, me pelie con un fantasma, por diferencias irreconciliables, si sé que suena raro, extraño, bueno que no es raro en esta página, y si… polvorita un día exploto, cuando vi algo que fue lo suficientemente injusto, revente y me despache con todo lo que pensaba y lo que sentía al respecto. (Aclaro que él susodicho en cuestión ya me había jugado una muy mala pasada, tan mala como querer  tomar mi cuerpo, se preguntaran que es eso, lo que hacen los espiritistas, lo que uno ve en las pelis, que hay un médium que le “presta el cuerpo” a un espíritu y este habla a través de él, algo que me parece espantoso, perdón por ser tan dura al juzgar esto, pero la verdad no me cabe ni un poco, toda esa movida, mi cuerpo es, y será mío, y si yo no accedo y alguien lo toma por la fuerza, es como si me estuvieran violando, mi libre albedrio se va al joraca, el poder decidir por mí misma, y yo no quiero, ni pienso permitir eso).
Sepan que los espíritus son como fueron en vida, lo que uno es se lo lleva al otro lado, no voy a ponerme a hablar mal de un espíritu, no voy a caer tan bajo, pero por lo que se ve a este le molesto mucho lo que yo le dije, y una noche se las cobro.
Estaba de vacaciones con mi mamá y una amiga de ella en la costa, ellos no necesariamente se presentan y te asustan o te hablan o ese tipo de cosas, a veces llegan por medio de sueños, este fue el caso, una pesadilla espantosa, algo que me perseguía y no me dejaba en paz y yo le gritaba en el sueño ándate, ¿Qué queres?  Déjame en paz, pero no se aparecía y se limitaba a seguirme. Me desperté a mitad de la noche, angustiada con el corazón en la boca, no podía llamar a nadie eran las cinco de la mañana, sabía que no había sido un sueño común y corriente, tenía miedo.
Mientras tanto, mamá dormía en la cama junto a mí, y la amiga en una pieza contigua, no se escuchaban ruidos, me levante agarre mi paquete de cigarrillos y me fui al baño a fumar y pensar, ¿qué hacer?, ya no quería seguir durmiendo, por otro lado, tampoco quería seguir con miedo, ni asustada, saque el péndulo, me arme un bonito escudo violeta, y mientras trate de serenarme, me calme, volví a la cama y me dormí.
Al otro día hable con Ágata, le comente del sueño, le conté de la persecución, de mi angustia, de todo lo que me acordaba, me dice fue tal, y ahí yo caí, me cayeron las fichas, y claro si conmigo estaba caliente como una pipa. No me debería haber llamado la atención.
Más tarde volví a la pieza decidí armarme otro escudo con el péndulo, en ese entonces lo usaba más que ahora, y empecé a pensar en lo segura que me sentía en mi depto, en mi maría y sus cuidados, y creo que mentalmente la llame porque al minuto siento que me acarician la cara, una o dos veces, me sorprendí y riendo dije: María estas acá! Y si ella estaba ahí, esa noche dormí con frazadas ella me cuidaba y yo no tenía nada que temer.
De esta historia saque dos conclusiones importantes, nunca pero nunca subestimes a un fantasma. Y la segunda, solo con el pensamiento a ellos podemos llamarlos y sin importar la distancia pueden llegar hasta nosotros estemos donde estemos.
Gracias María otra vez.
Abrazos desde mi corazón.
Eritrea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario