jueves, 28 de julio de 2011

Mi papá y yo

Hola, espero que estén bien, hoy vengo con otro relato, esto sucedió una tarde en la que me acosté a dormir la siesta, mas precisamente la tarde de ayer, no se si realmente existió un contacto con el otro lado, pero yo creo que lo hubo, y ahora les voy  explicar porque.
Papá falleció hace diez años, parece una eternidad, en tiempos de la tierra, claro esta. Una maldita enfermedad lo fue consumiendo poco a poco, él tenia diabetes, aparentemente controlada, pero un día le enfermedad le tapo las arterias provocándole varios ACV (accidentes cerebro basculares) hasta dejarlo casi imposibilitado, en silla de ruedas, son enfermedades horribles que hacen que veamos como la  persona que hasta hacia poco trabajaba y disfrutaba de la vida, se ve privada de todo, hasta casi de hablar, teníamos que darle de comer, y ayudarlo en las cosas mínimas, ver a alguien que amamos así es algo terrible. Lo recuerdo y se me hace un nudo en la garganta del dolor, fue algo realmente triste, para mí y para mi mamá. Lo peor de estas enfermedades es el tiempo, porque van desgastando, como un río que desgasta la piedra, de a poco van destruyendo hasta que poco queda de la persona que fue. Mi viejo era una persona vital, llena de energía, practico, bueno, no juzgaba, pocas veces lo ví enojado, él decía que se educaba con el ejemplo, estaba en contra de cualquier tipo de castigo corporal, y cuando me retaba, me explicaba, él decía hay que hablarles, no pegarles, no me levanto la voz nunca, y una sola vez me pago ( y yo sé que esa vez me lo tenia mas que merecido), era alegre, un poco callado, y algo reservado, y siempre vivía diciéndome que me quería, nunca lo oí putear, y fumaba en pipa, un tabaco de marca exeter, por ahí los aburro hablando tanto de mi viejo, pero necesitaba contarlo, recordarlo, porque cuando el murió, yo tenia solo 21 años, era chica en muchos sentidos, y sigo siendo chica en otros a pesar de los diez años que me separan de su muerte.
La ultima vez que lo ví (vivo) claro esta, él estaba en una especie de geriátrico, estaba en un patio con otros enfermos, a mi me gustaba verlo, pero los regresos eran  peores, porque uno se quedaba maquinando. A los dos días se descompenso, al tercero murió, fue todo rápido, edema agudo de pulmón dijeron los médicos. Me falto decirle lo mucho que lo amaba y lo orgullosa que había estado siempre de él. No pude estar con él cuando murió. Aunque me hubiese gustado.
El velorio fue triste, como todos los velorios, pero yo, en ese momento ya intuía algo, que había algo mas allá de esto que llamamos vida, y le hablaba mentalmente, le decía que se quedara tranquilo, que todo iba a estar bien, que no se preocupara por mamá y por mi, que íbamos a poder arreglarnos solas, que él se había ganado el descanso después de sufrir tanto, que se quedara ahí hasta su entierro y le pedía que después de eso, fuera valiente una vez mas, y si veía unas puertas las cruzara que seguro del otro lado había muchos esperando recibirlo, que no mirara para atrás,  lo repetía para adentro mío como un mantra, todo el tiempo, les decía a mis amigas que yo no creía que todo se terminara acá. Lo repetí tanto ese día! De donde salio la fuerza para pedirle que se vaya, eso no lo se, porque le decía eso mentalmente tampoco lo se, pero si se que si uno de verdad ama, deja libre, y yo lo tenia que dejar ir, y eso fue lo que hice, lo desprendí, con el alma rota y el corazón dolorido le pedí que se marchara.
Después me entere que era médium, que ellos pueden escuchar nuestros pensamientos, que él seguro en cuanto murió me escucho,  le debe haber parecido raro, que yo le pidiera eso,  pero estoy segura que me escucho y creo que era lo suficientemente inteligente y sabio como para ver las puertas y cruzarlas.
La tarde de la siesta había estado pensando en esto ultimo que escribí,  y después de eso me dormí, en el sueño la veía mamá quejándose de lo poco calefaccionado que estaba el geriátrico, (en él que había estado mi papá) y me decía: vamos a quejarnos, y allá íbamos, pero yo sabia que si íbamos, yo lo iba a encontrar a él, llegamos,  mi mamá me dice voy al baño, la acompaño y salgo, me voy hacia unos árboles altos que rodeaban el lugar, llego corriendo, y empiezo a mirar alrededor, y entre los árboles aparece, vestía con una especia de camisón o tunica de color blanco, tal vez una bata, y estaba mas flaco que antes, pero yo sabia que era mi viejo, y yo me quede parada mirándolo, incapaz de hacer algo, empecé a llorar y a dar pasos acercándome a él, no podía parar de llorar y lo abrace y me abrazo, y enseguida empecé a ver imágenes de todos los abrazos que nos dimos en vida, como una película, porque si bien ahí estaba un poco distinto, en esas imágenes era él, mi papá sano, abrazando a su hija una y otra vez, y ahí en ese momento un ruido o algo me despertó, aclaro que no me hice la protección que me hago siempre para dormir.
Y me desperté con la sensación de haber estado con él, de que no fue un sueño, y cuando te vas adentrando en este mundo te das cuenta de que muchas veces los que partieron se comunican así con nosotros por medio de sueños, tal vez solo fue mi deseo de abrazarlo una vez mas, tal vez fue solo un sueño, yo prefiero pensar de que estuve una vez mas con mi papá.
Desde que empecé a escribir este relato no he podido parar de llorar, la sensibilidad a flor de piel a veces es un arma de doble filo, pero las lágrimas ayudan a expresar cosas del alma, así que las dejo salir, que fluya.
Ahora si me despido. Un abrazo desde mi corazón.

Eritrea.

P.D. si llego a ser una 10 % de lo bueno que fue mi papá en vida, creo que me debería considerar una persona afortunada.
P.D 2 si soy lo que soy hoy, es porque tuve al viejo que tuve.
Viejo te amo, por siempre y para siempre. Julieta.

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