domingo, 17 de julio de 2011

La prima lejana de mamá

Hola a todos, hace varios días que no posteo nada en el blog, estuve “corriendo” de un lado al otro, y surgieron cosas de ultimo momento, que me desestabilizaron un poco, ahora a Dios gracias ya recuperada, decidí escribir para contar una nueva historia, se trata de la historia de la prima de mamá.
Quiero ser ordenada, para que la historia resulte entendible ¿Cómo conocí la existencia de esta prima de mi vieja en cuestión?  Bueno tengo algo gravado en la mente, un recuerdo lejano, de niña,  mi mama solía ir al cementerio a limpiar las placas de bronce de mis abuelos, y en esas excursiones, adivinen quien salía sorteada para ir, obvio yo, siendo única hija, a eso no le podía escapar.  Yo la acompañaba de buena gana, no me daba miedo, ni nada por el estilo, yo tendría entonces unos 10 u 11 años, llevábamos flores, y ciertos productos de limpieza para las placas de bronce, yo era la encargada de buscar el agua para poner la flores, me acuerdo bastante bien de aquello, a pesar de los años que transcurrieron.
Un día al pasar, por determinada parte del cementerio, mama se acerca a una tumba y me dice, mira ella es una prima lejana mía, yo mire la foto y vi a una mujer muy hermosa, de pelo oscuro y tez blanca, de rasgos bonito,  creo que en ese momento, pensé ojala algún día llegue a ser tan linda como ella, realmente a mis ojos de nena ella me resulto hermosa. A su vez la historia de su muerte era bastante trágica, murió a una edad temprana unos 18 o 20 años cuando un caballo se desboco y la tiro. Creo acordarme que en ese momento aquello si me impresiono mucho.
Pasaron años, muchos, y durante ese tiempo no supe de ella, esa es la verdad, después comenzaron a morir, familiares míos, primero la abuela, después la madrina, después mi viejo, mi tía, mi primo hermano, etc. Yo me negaba en redondo a ir al cementerio, mi mama se quejaba de esta conducta mía, y me la reprochaba, sobre todo para el día de los muertos. Pero yo me negaba a creer que estuvieran muertos, me negaba a creer que todo se termina ahí, en la muerte. La vida y ciertas experiencias me dieron la razón.
Ya de mas grande me acerque a la fe, a mi religión católica y decidí que era bueno para mí, y para ellos rezar por los muertos, o sea no solo para su alma sino para la mía, como una especie de gran acto de amor, la cuestión es que comencé a rezar por ellos,  la novena de los muertos y ahí fue cuando comenzó a pasar todo, en realidad yo rezaba y pedía por mis familiares muertos, pero cuando tenía los ojos cerrados y mientras desgranaba el rosario, yo  veía su imagen aparecer delante de mis ojos, y decía que raro, si por años no pensé en ella, ni nada, pero enseguida entendí que ella quería que le rece, así que la incluí en mis rezos. Yo en ese entonces no sabía que era médium, simplemente quería rezar por los muertos.
Se me ocurre pedir una misa, por esta chica en particular, no sé de donde surge la idea o si ella misma me la inspiro, entonces en una oportunidad en que volví a mis pagos, me voy hasta el cementerio a buscar su nombre, porque sinceramente no me lo acordaba. Voy lo busco,  y lo anoto en el cel, al poco me voy de vacaciones, por un tema le prestó el cel a mi mamá, cuestión que le roban el cel y pierdo el nombre.
Pasa el tiempo, estaba de vacaciones en los pagos y sentía que me llamaban del cementerio (yo ya sabía que era médium) y me negaba siquiera a andar cerca, no quería ir, no quería no sé porque, hasta que un día tome coraje y fui hasta la puerta, ahí pregunto ¿Quién me llama? Y vuelvo a “verla” a ella, era claro quería su misa y no iba a parar hasta conseguirla.
 Vuelvo al cementerio, acompañada por una amiga, entro anoto el nombre y me voy, (sentí una oleada de gratitud al hacer eso, es raro pero tal vez ella me estaba dando las gracias) al otro día me vuelvo a capital.
 Y la sentía, no sé, sentía que andaba, que me rondaba, quería que le pidiera la misa, sentía que estaba y me angustiaba mucho, y yo colgaba y no iba a pedir la misa, hasta que un día no pude mas, es difícil estar preparando la cena y que ella se te venga a la cabeza, bañarse y estar pensando en ella acostarse y que se te venga a la mente, así es la forma que tienen de manifestarse, de decirte acá estoy, y bueno, fui hasta la iglesia mas cercana y le pedí su misa.
Nunca volví a sentirla cerca, creo que se quedo tranquila, le faltaba solo eso. Bueno ahora que estoy escribiendo la historia si, la siento cerca y si bien había olvidado el nombre me está viniendo a la cabeza: ¡maría Esther, ojala estés en el cielo!
Un abrazo desde el alma
Eritrea.

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